Alan Farcas

Director Ejecutivo de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibañez.

Del Liceo Piedra Azul de Puerto Montt al Nasdaq

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Durante noviembre celebramos la semana mundial del emprendimiento y tuvimos el honor de contar con Jonathan Ortmans, el presidente de esta iniciativa a nivel global que se realiza en 104 países.

El mensaje de Jonathan fue prístino: la evidencia es contundente en la necesidad de tener más empresas jóvenes de alto potencial de crecimiento. Son estas empresas de menos de 5 años las que lideran los carros del crecimiento y la generación de empleo de calidad.

No basta con apoyar a las pequeñas empresas, debemos respaldar a las “empresas jóvenes”, sin importar su tamaño. En estas organizaciones se gestan las grandes empresas del mañana y las locomotoras del crecimiento.

Firmas de alto potencial de crecimiento tienen que basarse en modelos de negocios innovadores y potentes, pero más importante aún, deben ser lideradas por emprendedores de alto impacto, aquellos que de verdad creen que “lo imposible simplemente no se ha hecho aún” o que “lo imposible simplemente tarda un poco más”. Estos héroes inspiran, además, a miles de personas a seguir sus pasos multiplicando el efecto y generando un círculo virtuoso.

El ecosistema de innovación y emprendimiento en Chile es de clase mundial en cuanto a su sofisticación desde el sector público, y el Gobierno sigue optimizando el sistema con mejoras y nuevos instrumentos. El punto débil son los plazos intrínsecos al aparato público, que están siendo abordados con creativos modelos de ejecución a través de privados.

El país cuenta con diferentes alternativas de financiamiento, con subsidios, créditos e inversionistas que están resolviendo de buena manera las necesidades de capital de los emprendedores. Además, hay una red nacional de apoyo a los emprendedores con mentoría, asesoría y redes. Las universidades se están poniendo al día y crecientemente apoyan a sus alumnos y académicos para que desarrollen empresas y se vinculan con éstas.

Sin embargo, para la gran mayoría de los chilenos, es muy difícil pensar en liderar una empresa de alto impacto, que dicho sea de paso, es lejos el mejor vehículo de movilidad social. Nuestros niños y jóvenes no adquieren las capacidades y habilidades para liderar y soñar en grande, se les dificulta trabajar en equipo y crear empresas sigue teniendo una connotación negativa, especialmente si se fracasa en los primeros intentos, lo cual es estadísticamente muy probable.

Corfo y los ministerios de Educación y Economía han formalizado recientemente una alianza para abordar este desafío en una iniciativa inédita que puede implicar el impulso que se requiere para trabajar este desafío en forma integral y contundente.

Fundación Chile, Endeavor y el GEM han estado trabajando desde 2009 en un ambicioso proyecto para crear una industria de programas de emprendimiento para colegios. El piloto en Puerto Montt, donde se trabajó con 5 liceos técnico–profesionales, mostró que los jóvenes tienen el potencial de soñar en grande y crear un tremendo impacto en sus comunidades. Aún considerando todas las debilidades del sistema público de educación, hay grandes oportunidades de sacar a estos jóvenes adelante a través del emprendimiento.

En un emocionante evento de cierre con mil quinientos alumnos, en el Arena de Puerto Montt, se celebró a los 10 proyectos de mayor potencial, premiando al equipo ganador con un viaje a la gala mundial de emprendimiento juvenil en Nueva York, donde Chile participa por primera vez. Estos jóvenes de Piedra Azul, internado ubicado en el kilómetro 16 de la carretera austral, visitarán Nasdaq en mayo del próximo año y están sentando las bases para poder soñar con algún día hacer sonar las campanas de su apertura en bolsa.

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