Cinco tipos de pensamiento y porqué el brainstorming no funciona

Columna de Eduardo Albalá donde analiza las características del proceso creativo y la validez de la técnica “lluvia de ideas”.

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En el intento de comprender la innovación y la creatividad, analizar cómo funcionan el cerebro puede ser un buen acercamiento. No soy especialista en psiquiatría ni psicología pero bajo mi punto de vista, podemos distinguir al menos cinco formas de pensar:

- Pensamiento evocador. Es aquel que trae a la mente imágenes del pasado. Por medio de este tipo de pensamiento recordamos cosas, personas o situaciones vividas. La mayoría de las veces esta evocación viene acompañada de los sentimientos de alegría, nostalgia, aprecio o rechazo que generan dichos recuerdos pero en la medida en la que podamos rescatar detalles  extrapolables a otras situaciones, la evocación será una buena base para el pensamiento creativo.

- Pensamiento de deseo. Es similar al pensamiento evocador, sólo que en lugar de revivir experiencias pasadas, construye imágenes que nos gustaría conseguir en el futuro. Puede partir tanto del pensamiento evocador (me gustaría volver de vacaciones a la playa donde estuve) como de percepciones actuales de los sentidos (tengo que comprarme un reloj como ése). Este tipo de pensamiento es muy importante para desatar la motivación.

- Pensamiento obsesivo. Se refiere a las situaciones en las que tenemos un problema y damos vueltas en torno a dicha cuestión pero sin avanzar hacia ninguna solución. Es un tipo de pensamiento muy poco productivo pero en el que solemos caer cuando una situación nos preocupa y no vemos claramente la forma de resolverla.

- Pensamiento libre. Es el tipo de pensamiento en el que mejor se mueve la imaginación. Se produce especialmente cuando “no estamos utilizando el cerebro”. En los procesos de pensamiento libre, las imágenes pasan sin demasiado orden por nuestra cabeza, se salta entre conceptos a otros de forma rápida, unas sinapsis neuronales llevan a otras y, esto hace posible que varias de esas informaciones se conecten formando una nueva idea. En definitiva, este tipo de pensamiento suele llevar a generar nuevas ideas, incluso si no las estábamos buscando conscientemente.

- Pensamiento de desarrollo. Se da en aquellas circunstancias en las que vislumbramos cuál es la solución a un problema y seguimos el camino hacia dicha solución. Es el trabajo mental que lleva a ir puliendo cada vez más la respuesta que hemos imaginado previamente, expandiendo algunas opciones y cerrando otras. Es el tipo de pensamiento que generamos cuando estamos resolviendo un rompecabezas o incluso cuando escribimos una historia de la que previamente hemos imaginado los componentes esenciales.

Un proceso creativo deberá contar con personas motivadas, iniciarse con cierto pensamiento evocador, que permita recuperar experiencias pasadas y mezclarlas con nuevas observaciones e informaciones, evitar el pensamiento obsesivo y, finalmente, concluir con el pensamiento de desarrollo que vaya perfeccionando las ideas imaginadas.

Recientemente leía un artículo de Jonah Lehrer aparecido en The New Yorker el 30 de enero del presente 2012 donde hablaba del brainstorming y venía a decir que la técnica popularizada por Alex Osborn, no funciona. Para soportar esta afirmación, el autor aporta pruebas como la llevada a cabo en la Universidad de Yale en 1958. En el experimento de Yale, 48 estudiantes fueron divididos en 12 grupos, con el objetivo de resolver algunos acertijos creativos. Mientras, otros 48 estudiantes los resolvieron de forma individual. El resultado fue que las personas que trabajaron en solitario consiguieron más y mejores soluciones. Muchos estudios posteriores confirman los resultados del experimento de Yale. También desde mi propia experiencia con decenas de grupos creativos, el brainstorming, de forma aislada y por sí solo, no es una buena técnica para generar soluciones. Esto puede tener relación con los tipos de pensamiento.

El brainstorming resulta menos efectivo que otras técnicas cuando estamos ante procesos donde prevalece el pensamiento de desarrollo. En el pensamiento de desarrollo ya se vislumbra cuál puede ser la solución final y es necesario “tirar del hilo” hasta llegar a dicha solución. En ese proceso, la interacción de varias personas en un formato de brainstorming no tiene porque ser más eficiente.

Por lo que he observado trabajando en sesiones de creatividad con grupos, el brainstorming funciona mejor para detectar oportunidades que para hallar soluciones directas. Es preferible como alimento para el pensamiento libre que como canalizador del pensamiento de desarrollo.

En este sentido, el del brainstorming como generador de insumos para el pensamiento libre, es importante multiplicar el número de aportes diferentes que cada participante proporcione en la sesión. Para esto puede ser muy conveniente realizar de forma previa trabajos individuales de visualización (de la vida diaria, de situaciones en el trabajo, de circustancias de terceras personas) que puedan llevar a detectar oportunidades de mejora. Desde este punto de vista, el brainstorming será más valioso cuanto más se respete la regla de Osborn, que prime la cantidad sobre la calidad, porque no se están buscando soluciones definitivas, sólo insumos para poder tener más conceptos que conectar. Cuanto más, mejor.

En esta misma línea, si el brainstorming sirve como alimento y catalizador para el pensamiento libre, siempre será bueno complementarlo con cierto reposo de las ideas para que en los estados de relajación la mente pueda dar lugar a nuevas alternativas.

En definitiva, la interacción de las personas es algo totalmente necesario. Podemos afirmar que las técnicas como el torbellino o lluvia de ideas sí son validas, aunque es cierto que pueden ser más efectivas como estimuladoras de la imaginación, que como facilitadoras de soluciones directas. El brainstorming sí funciona, sólo hay que saber cuándo y cómo aplicarlo, además de complementarlo con otros tipos de técnicas, dinámicas y procesos.

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