Innovar es transformar conocimiento en riqueza, poner en el mercado bienes y servicios que generen valor a los clientes, de forma constante. Esto implica que las empresas y su entorno tengan la capacidad permanente de adaptarse a los cambios en los mercados globales. Lograr esto es complejo, pues se necesitan: investigadores que desarrollen nuevas aplicaciones, proveedores que pueden identificar soluciones a los nuevos desafíos, emprendedores que tomen riesgos y que el Gobierno incentive, a través de marcos regulatorios, que se produzcan los procesos de innovación y desarrollo en el país. La Política Nacional de Innovación para la Competitividad establece los parámetros para promover la innovación en Chile. Estas coordenadas son necesarias porque la masificación de los fenómenos de innovación requiere tiempo, inversión y el trabajo de múltiples actores de diferentes sectores distribuidos en el país. La política es también una invitación al país a desarrollarse mediante sus capacidades creativas, a incentivar en forma permanente a quienes se atreven a innovar y emprender. A través del trabajo conjunto se obtendrán soluciones a los problemas de competitividad que enfrentan las empresas, con cambios que fortalecerán la posición competitiva de nuestros productos o servicios exportados, y surgirán nuevas actividades económicas fuertemente basadas en conocimiento. Generar innovación es un imperativo, que permitirá acelerar el camino hacia el desarrollo.