Creciente interés por ser parte de ellas:

Empresas B, soluciones sociales con reglas de mercado

Hace poco más de un año Triciclos se certificaba como la primera Empresa B del país. Hoy son más de 49 (y 200 en espera) las que se suman a esta novedosa forma de hacer empresa, que tiene el foco en generar positivos impactos sociales y medioambientales, lo que supone la consolidación de un nuevo paradigma empresarial que se instaló con mucha fuerza en Chile.

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Juan Pablo Larenas, director ejecutivo de Sistemas B: "Sin renunciar a funcionar como cualquier compañía y generar utilidades, estas empresas no olvidan que tienen un objetivo primario, relacionado con el bien común".

Razones sobran para estar satisfechos. En poco más de un año se han multiplicado por todo el país las solicitudes de empresas y emprendimientos para certificarse como Empresas B y hacer un aporte a la sociedad desde la misión que los identifica como empresa.

Juan Pablo Larenas es cofundador y director ejecutivo de Sistemas B, que agrupa los esfuerzos innovadores en Chile, Argentina, Colombia y Brasil y también el creador de Late, empresa de agua embotellada que entrega todas las utilidades a fundaciones sociales que apoyan a niños en riesgo social, una de las 49 empresas B que hay en Chile. Cuenta a Innovación.cl que, tras el primer paso dado por Triciclos (Ver nota anterior), se enfocaron en desarrollar una amplia comunidad de empresas y emprendedores que buscaran soluciones a problemas sociales utilizando los mecanismos que entrega el mercado.

Larenas cuenta que las empresas que se han certificado corresponde a compañías provenientes de diferentes sectores, áreas y tamaños. “Se trata de empresas que existen para resolver problemas puntuales, pero de alto impacto, como medioambiente, reinserción social y laboral, alimentación y muchos otros, que constataron que sus orientaciones estratégicas calzaban con los objetivos que deben tener las empresas B”.

Definidas como “empresas sociales que no compiten por ser las mejores del mundo, sino que por ser las mejores para el mundo”, las Empresas B o B Corps, como fueron bautizadas en Estados Unidos, se caracterizan porque, sin renunciar a funcionar como empresas y generar utilidades para sus socios, no olvidan que tienen un objetivo primario, relacionado con el bien común.

El director ejecutivo de Sistemas B añade que el Estado y la sociedad civil son clave para el desarrollo del país, pero también insuficientes y que por eso se requiere de empresas que sean capaces de transformar crisis en oportunidades. “El conjunto de las empresas B atacan un importante conjunto de necesidades sociales, de toda índole. Se trata de empresas, que en su totalidad, desde lo que hacen al cómo lo hacen, buscan generar beneficios. Y lo mejor de todo, es que al certificarse como Empresa B, adquieren el compromiso legal de mejorar dichos procesos”.

Excelente indicadores
Larenas explica que en la medida que nuevas empresas se fueron sumando a esta iniciativa, tuvieron la grata sorpresa de ver la rica interacción que se dio entre éstas, además de constatar que el nuevo status las fue posicionando mejor en el mercado. “Les comenzó a ir mucho mejor, con más contratos y se dieron alianzas comerciales entre varias de ellas”. ¿Un dato? Las tasas de crecimientos de las empresas B han experimentado indicadores notables, con cifras de 500% y 1000% en varias de ellas y que también han incrementado de forma importante el número de personas que contratan, como el caso de Triciclos, que comenzó con menos de 20 y ya tiene más de 100 trabajadores.

Pero esto no se detiene. Ahora tienen la meta de que a mitad de año sean ya más de 100 las empresas que formen parte de esta comunidad, que ha expandido su alcance a compañías de Argentina, Colombia y Brasil. Larenas, como encargado de coordinar estos esfuerzos regionales, dice que se han dado a la tarea de generar una serie de alianzas con diversas organizaciones en Chile y en la región, destacando –a nivel local- fructíferos encuentros con representantes de Asech, Mujeres Empresarias y otras instituciones.

Una situación que preocupa a los encargados de promover a las empresas B, que tomaron el camino de generar positivos impactos sociales y medioambientales, es no perder su altruista misión ante eventuales cambios de dueños o socios, que tengan ideas distintas. Es por ello que a fines de mayo, con el apoyo del Ministerio de Economía, se va a presentar un proyecto de ley que beneficie a las empresas B para que puedan operar con tranquilidad y que su misión no pueda ser alterada. El ministro Pablo Longueira ha manifestado el total apoyo a este cuerpo legal, anunciando que en las próximas semanas presentarán al Presidente Piñera el proyecto de ley, para que “Chile sea líder en el continente en las Empresas B”.

Larenas precisa que hoy todas las empresas B tienen el riesgo de ver modificados sus estatutos y declaración de sus propósitos. La idea es que éstos queden establecidos por ley y no puedan ser cambiados. “Lo que queremos es que si llega un inversionista a una empresa B exitosa, no pueda alterar los objetivos estratégicos de la empresa, que están relacionados con conseguir ciertos fines sociales”.

Aunque reconoce que a las generaciones mayores de empresarios se les hace un poco difícil asimilar el trasfondo que tienen las empresas B, Larenas piensa que en el poco tiempo que llevan en el país, han sumado una importante masa crítica y que se han posicionado con fuerza en el entorno empresarial e innovador, especialmente con lo más jóvenes y de edad intermedia. “A un empresario de 40 años le suena totalmente normal que una empresa tenga como misión, además de generar utilidades, promover iniciativas de bien social o medioambiental. En esa línea, también tenemos puntos en común con iniciativas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que se desarrollan por todo el país.

Por otra parte, destaca que Sistemas B se está transformando en un fenómeno mundial, éxito en el mucho tiene que ver el trabajo realizado desde Chile y Sudamérica. “Hoy, gracias a la exitosa experiencia en la región, hay empresas interesadas desde Europa para lograr esta certificación. Estamos promoviendo el movimiento global. Incluso el propio ex Presidente Bill Clinton, a través de su fundación; la Clinton Global Initiative (CGI) lanzó el movimiento global de Empresas B, con los encargados de B-Labs en Estados Unidos y Sistema B de Sudamérica. Fue una experiencia muy buena y me da pie para pensar que están sucediendo cosas muy importantes”.

Los felices certificados
Explica Larenas que toda empresa que quiera certificarse tienen que cumplir un simple pero riguroso proceso, que comienza llenando una herramienta de autoevaluación que evalúa a la compañía. En caso de llegar al puntaje mínimo, de 80 puntos, deben reunir la documentación de respaldo. Luego, se lleva un proceso de iteración, si hay dudas, se va a terreno a constatar que lo que se dice es verdad y después se firma la hoja de término, con los derechos y deberes, que los transforma en una Empresa B.

Tras la firma, queda estipulado que tienen 90 días de plazo para realizar las modificaciones legales. Después viene un proceso de auditoría aleatorio al 20% de las empresas. Además, hay un proceso de queja permanente, en el que cualquier persona tiene la posibilidad de objetar que alguna de estas empresas no esté desarrollando su misión, en la medida que aporte antecedentes válidos que respalden la denuncia.

A pesar que los emprendedores B coinciden en que ellos tienen más complicaciones que quienes desarrollan empresas tradicionales, ello no obsta para que tomen lo riesgo del caso y se atrevan a seguir sus sueños.

Javier Ferrada, es el gerente comercial Britec, empresa dedicada a la producción de sistemas solares térmicos de alto rendimiento, con valor agregado y que incidan directamente en el ahorro energético del país. El aporte social de esta firma se relaciona con ayudar en el problema de capacitación para el trabajo de gente en situación de cárcel. “Sería mas fácil para nosotros montar una planta en un galpón industrial cualquiera y evitarnos los problemas que trae asociado mantener una faena productiva en un recinto penal, pero qué sentido tiene producir por producir sin hacer mayor diferencia”, dice.

Cuenta también que, antes de buscar esta certificación, desconocían la existencia de las empresas B, el proceso de certificación y la organización de las mismas. “De todos modos, desde nuestro origen como empresa hace mas de cinco años, nos propusimos como parte sustancial de nuestro quehacer, ayudar a hacer de Chile un país productor de bienes de alto valor agregado. Misión a la que además colaboran con la inserción tardía o reinserción de gente en situación de cárcel. Por esta razón la fábrica se encuentra dentro de un recinto penal de Colina1.

Tras certificarse como empresa B en junio del año pasado, Green Libros se transformó en la segunda en hacerlo en nuestro país. Su cofundador, Juan Cristóbal Prieto cuenta a Innovación.cl que su misión es “rescatar libros para que sean reutilizados por tantas personas como sea posible, facilitando el acceso a la lectura y a la vez evitando que los terminen en la basura”. Así, permite la posibilidad de ofrecer libros a un precio mucho menor que el mercado convencional, lo que indirectamente influencia los precios del mercado estimulando una mayor accesibilidad.

Actualmente apoyan a 13 instituciones que una vez al año reciben sus recursos provenientes de la venta de los libros que recolectan. Juan Cristóbal destaca que al ser una empresa B, se unen a una comunidad que se ayuda mutuamente. “Tenemos una alianza con Triciclos, donde la gente puede donar sus libros ya leídos en uno de sus puntos limpios ubicado en el Parque Arauco. Los beneficios vienen por todos lados”.

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